Cherreads

Chapter 46 - Capítulo 45: Preocupante

*DANIEL*

Apenas pasó un día y las cosas parecían calmarse un poco, pero la verdad es que aún sentía la presión acumulada. Las chicas se encargaban de Sofía, como había prometido, mientras yo tomaba unos días de permiso en el trabajo. Necesitaba un respiro antes de que todo explotara. Había mucha incertidumbre, pero no quería que las cosas se desbordaran sin antes intentar calmar las aguas.

Decidí ir con Anni, mi hermana, a un café tranquilo en un rincón apartado de la ciudad, lejos del bullicio. Era el lugar perfecto para hablar con ella, sin prisas, sin miradas curiosas. Solo ella y yo, como siempre había sido.

Cuando llegué, la vi sentada en una mesa al fondo, con una taza de café frente a ella, como si me estuviera esperando. Su rostro, como siempre, reflejaba una mezcla de serenidad y curiosidad, pero esta vez sabía que lo que tenía que contarle no sería fácil.

Me senté frente a ella y respiré profundamente.

"Bueno, aquí estamos," comencé, mirando la taza frente a mí. "Te he traído para hablar de algo que ya sabes que está complicado."

Anni me miró fijamente, entrecerrando los ojos como si supiera que venía una bomba.

"¿Qué pasó esta vez?" preguntó, en su tono habitual de interés sin perder la calma.

Le expliqué todo, desde la cena en la que todo parecía ir bien, hasta el momento en que Sofía comenzó a sentirse mal. Detallé cómo la llevé al hospital, los exámenes, los resultados… hasta el punto en que el médico nos confirmó lo que no esperábamos.

"Está embarazada, Anni," terminé, dejando que las palabras cayeran pesadas sobre la mesa.

Anni se quedó en silencio por un momento, mirando mi rostro como si estuviera esperando una broma.

"¿Estás jodiendo?" dijo finalmente, con una risa entrecortada, como si no pudiera creer lo que acababa de oír.

"No, no es broma," respondí, sin un ápice de humor. "Este bebé es real, y está en camino."

Anni se quedó en silencio, observándome, como si esperara que de alguna manera yo fuera a hacer una broma o desmentir lo que acababa de decir. Pero no lo hice. El silencio se hizo pesado entre nosotros, y entonces, como si no pudiera evitarlo, soltó una risa nerviosa.

"¡Vaya, no me esperaba esto! ¿Cómo va a ser el bebé? ¿Un pequeño Daniel o una Sofía con tu cara? ¡Dios mío, imagina eso!"

La broma de mal gusto no fue suficiente para aliviar la tensión. De hecho, solo la hizo más palpable, como un recordatorio de que la situación se estaba volviendo cada vez más surrealista.

"En serio, Anni, no es momento para bromas," le dije, pasando la mano por mi rostro. "No se trata de que el bebé se parezca o no a nosotros. El asunto es mucho más grande. ¿Sabes lo que esto significa? ¡Nuestros padres, los suyos... todos van a enterarse de esto de una forma u otra! Y todo está saliendo mucho más rápido de lo que esperábamos."

Anni se acomodó en su silla, cruzando los brazos, mirando al frente como si estuviera pensando con seriedad por primera vez desde que empezó la conversación.

"Sí, lo sé," dijo finalmente, sin perder su tono sarcástico, pero esta vez con un toque de preocupación. "Es una locura. Ni siquiera te da tiempo para respirar entre todo lo que está pasando."

Tomé aire y, con una mueca de frustración, le conté todo lo que había pasado. Les había dejado claro a los padres de Sofía que la relación polígama era real y seria, aunque sabían lo básico. Pero la cena había sido el primer paso para ver qué tan bien aceptarían el resto de la situación. Había salido más o menos bien, pero el tema del bebé había cambiado todo.

"¿Y qué vas a hacer ahora?" preguntó Anni, mirándome expectante.

"En unos días tengo que hablar con nuestros padres," respondí, sabiendo lo difícil que iba a ser. "Primero les hablaré de la relación, la dinámica entre las cuatro... todo eso. Después, les diré lo del bebé. Papá y mamá deben ser los últimos en enterarse de todo, pero con esto, se adelantó demasiado rápido. Ahora no puedo esperar más."

Anni frunció el ceño, como si de alguna manera supiera lo complicado que sería todo esto. "¿Estás seguro de que vas a seguir adelante con esto? Los de Sofía ya te dieron un ultimátum... Si no resuelves la situación con las chicas, no sé cómo va a terminar esto."

"No tengo opción," respondí, con voz baja. "Sofía está en esto conmigo. No la voy a dejar. Y si eso significa confrontar a mis padres ahora mismo, lo haré. No puedo esperar a que las cosas exploten por sí solas. Todo esto comenzó con una noche y, aunque nunca planeé llegar aquí, voy a luchar por lo que tengo."

Anni suspiró, visiblemente más seria que antes, y cruzó las piernas. "No es que no lo entiendas, hermano, pero esto va a ser una tormenta. Las familias no van a entender esto así de fácil. No te estoy diciendo que no lo hagas, pero prepárate para lo que viene. Si crees que solo será hablar de la relación, estás muy equivocado."

"Lo sé," respondí, mirándola con un cansancio en los ojos. "Lo sé muy bien."

Luego, traté de darme un momento para calmarme, pero no podía. La presión me estaba aplastando por dentro. Mi hermana no lo entendía por completo, pero al menos me estaba dejando hablar, sin juzgarme demasiado. Ella siempre había sido directa, pero en este momento, parecía que le costaba un poco más procesar todo lo que estaba en juego.

"Entonces," dijo, rompiendo el silencio. "¿Te parece bien si intento hacer malabares con mi vida también mientras todo esto explota? Porque, créeme, en cuanto nuestros padres se enteren, ya no habrá vuelta atrás. No será solo el bebé... serán los cuatro, todo de golpe. ¡Dios mío, Daniel!"

"Lo sé, Anni. Lo sé," murmuré, tratando de controlarme. "Pero esto ya no depende de mí. No lo controlamos. Ahora tengo que enfrentar lo que sea necesario para que todo esto funcione."

En ese momento, Anni me miró fijamente y se levantó de la silla. Sin decir palabra alguna, me abrazó con fuerza, como si intentara transmitirme algo más allá de las palabras.

"Que el universo nos ayude, hermano. Esto va a ser muy grande... y no en el buen sentido."

"Gracias, Anni. En serio," susurré, abrazándola de vuelta.

Anni me miró con una ceja levantada, claramente dudosa. "Entonces, ¿vas a ir solo con Sofía o vas a llevar a las cuatro? Porque, sinceramente, no creo que llevarlas a todas sea la mejor idea desde el principio."

Negué con la cabeza, sabiendo que no podía llevar a todas. "No, no llevaré a ninguna. Primero hablaré con nuestros padres, hacer que todo caiga sobre ellos de golpe. Luego, dependiendo de cómo reaccionen, veré si quieren conocer a Sofía primero o a todas de golpe. No quiero que todo se descontrole, Anni."

Ella suspiró, mirando al frente como si estuviera procesando todo lo que le estaba diciendo. "Eso tiene sentido, aunque es un golpe brutal. Lo sé, hermano. No sé cómo reaccionarán, pero si vas a hablar con papá y mamá, asegúrate de que no sea en cualquier momento. Avísame con anticipación, para poder prepararlos. Necesito saber cuándo vas a ir para que pueda organizarme también."

Asentí lentamente. "Claro, te avisaré con tiempo. Ellos deben ser los primeros en saberlo. Ya sé que todo esto va a ser mucho para ellos. Todo esto tiene que ser manejado con cuidado."

Anni cruzó los brazos, observando cómo caía el sol detrás de mí. "Recuerda que tú solo hablarás. Nadie más. De todos modos, ellos sabrán que eres el único en este lío, y tú serás el primero en recibir el golpe inicial. Nadie más sabe aún, a excepción de los padres de Sofía. Lo vas a cargar todo tú, lo sé."

Me quedé en silencio, sintiendo el peso de sus palabras. Sabía que tenía razón. Sería yo quien tendría que soportar el impacto inicial de todo esto. No solo la relación polígama que ya había comenzado a formarse, sino el embarazo de Sofía. La incertidumbre de cómo mis padres lo tomarían... era algo con lo que tendría que vivir.

"Sí, lo sé," dije finalmente, con un suspiro cansado. "Pero no hay vuelta atrás. Necesito que lo sepan, no puedo ocultarlo más."

Anni se levantó de la silla, caminando hacia el borde del jardín y mirando hacia el horizonte. "Bueno, entonces, prepárate para lo que viene. Las cosas no serán fáciles, Daniel. Pero ya sabes lo que tienes que hacer. No hay marcha atrás."

Me quedé mirando a mi hermana, dándole tiempo para que las palabras calaran hondo. Ella tenía razón. No podía dar marcha atrás, no con lo que estaba en juego. Y aunque la presión me aplastaba, tenía que ser fuerte, no solo por mí, sino por todos los que estaban involucrados, por las chicas y por Sofía, que ahora llevaba en su vientre algo que cambiaría para siempre nuestras vidas.

"Te avisaré, Anni. Gracias por estar aquí," le dije finalmente, con una leve sonrisa cansada.

Ella asintió y me dio un abrazo corto, pero firme. "Solo asegúrate de que esto no te consuma. Porque lo que viene no será fácil."

Lo sabía. Pero en ese momento, no tenía opción. Tenía que seguir adelante, por más que el camino estuviera lleno de incertidumbre y miedo. La vida había dado un giro inesperado, y ahora solo me quedaba luchar por lo que venía.

****

*ANNI*

Subí a mi carro, sintiéndome un poco más aliviada de que al menos Daniel tuviera a alguien con quien hablar. Sin embargo, mientras arrancaba el motor y comenzaba a conducir, no pude evitar soltar una risa. No era una risa de diversión, sino más bien una risa nerviosa, como si todo lo que estaba sucediendo fuera un mal sueño del que no podía despertar.

De repente, me di cuenta de que mi risa sonaba casi histérica, como si algo no estuviera bien. Bajé la velocidad al acercarme a una esquina, y la risa se apagó poco a poco, reemplazada por una sensación de incomodidad. Pensé en Daniel, en cómo estaba todo su cuerpo, la oscuridad bajo sus ojos, la tensión en sus hombros. Estaba completamente agotado, no solo físicamente, sino emocionalmente. El tipo de agotamiento que llega cuando el mundo entero te cae encima y no sabes cómo sostenerlo.

Me mordí el labio inferior, mientras la imagen de su rostro fatigado se mantenía en mi mente. Todo estaba saliendo de control más rápido de lo que esperaba. Y cuando nos reunimos, pensé que al menos teníamos tiempo para lidiar con esto. Tiempo para pensar, para buscar respuestas, para planear cada paso. Pero ahora todo estaba estallando demasiado rápido, y Daniel parecía estar en el centro de un torbellino, tratando de mantener todo en su lugar.

Recordé el peso en su voz cuando me dijo que, en lugar de tener meses para planificar, ahora tenía que confrontar a nuestros padres, a las familias de todas ellas... todo estaba sucediendo demasiado rápido.

Lo había visto llegar, con los ojos cansados y la maleta en la mano. No se veía como el hermano que conocía. Se veía como alguien que, por primera vez en mucho tiempo, ya no tenía todas las respuestas. Y cuando mencionó lo que haría con nuestros padres, lo dijo con una determinación rota, como si tuviera la necesidad de hacerlo, pero no supiera exactamente cómo.

Apreté el volante, intentando calmarme. Sabía que esto no solo le afectaba a él, que no solo estaba enfrentando un problema de pareja. Estaba enfrentando un choque total entre lo que había planeado para su vida y lo que la vida realmente le había puesto enfrente. Y ese bebé… el embarazo de Sofía. No era solo un embarazo, era una nueva carga, una nueva dimensión que agregaba una presión inmensa.

"No hay vuelta atrás", murmuré para mí misma, repitiendo las palabras de Daniel. Y aunque me resultaba difícil aceptarlo, sabía que tenía razón. Nada iba a ser como antes. No después de lo que había comenzado a suceder.

Seguí manejando, sin un destino claro, dejándome llevar por la carretera mientras mis pensamientos volvían a Daniel y a la montaña rusa emocional en la que estaba atrapado. Todo lo que conocíamos de él, su vida ordenada y tranquila, estaba hecho trizas ahora. ¿Cómo había llegado tan lejos? ¿Cómo había terminado en este punto, tan rápido, sin un aviso previo?

Recordé las palabras de mi madre cuando mencionó la idea de la familia. Siempre habíamos tenido claro cómo deberían ser las cosas, o al menos eso pensábamos. Pero este bebé, esta situación, no cabía en ningún molde que pudiéramos imaginar. Y lo peor de todo era que Daniel estaba en el centro de todo, con la responsabilidad de enfrentarse no solo a las consecuencias de sus decisiones, sino a un futuro incierto. Un futuro que nunca había planeado.

Suspiré mientras aceleraba ligeramente, el sonido del motor llenando el vacío momentáneo que sentía en el pecho. Sabía que tenía que ser fuerte por él, por Sofía, por todos. No podía dejar que la tensión me consumiera, pero me era imposible no pensar en lo que sucedería cuando tuviéramos que hablar con nuestros padres. En lo que nos vendría encima cuando todo esto fuera real. No solo el embarazo, sino las preguntas sobre la relación polígama, las familias, las reglas, los roles. Todo se desmoronaba, y con ello, nuestras expectativas de una vida estable.

Al llegar a una señal de alto, frené, la mirada fija en el semáforo mientras el peso de la situación volvía a caer sobre mí. Sabía que Daniel no solo estaba lidiando con la presión de la familia de Sofía, también la nuestra. Y si ya estaba tan agotado ahora, ¿cómo iba a manejarlo cuando las familias realmente se enteraran de todo?

Pensé en lo que había dicho: "En unos días iré a hablar con nuestros padres." ¿Estaba realmente listo para eso? ¿Lo estaríamos todos? Estaba claro que el enfrentamiento con las nuestras sería inevitable, y peor aún, sería solo el primer paso. Cuando se enteraran de la relación, del bebé... nada sería igual.

Suspiré con fuerza, deseando poder controlar cómo se desarrollaban los eventos. Pero sabía que no podía. Ya era demasiado tarde para cambiar nada.

Giré el volante en una curva cerrada, los árboles pasando a gran velocidad por el costado. Aunque no quería admitirlo, una parte de mí estaba aterrada por lo que vendría. Teníamos que enfrentarlo todo, de una vez por todas.

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