Capitulo 81 - Septimo Desafio (Parte 2)
La neblina llegó sin aviso.
Primero como un velo suave sobre el agua, luego como una cortina espesa que borraba los bordes del lago. Las canoas comenzaron a perderse unas de otras, y las voces se volvieron más importantes que la vista.
"¡Ya casi llegamos!" gritó Cody, elevando la voz para que todos lo escucharan. "¡Manténganse juntos! ¡La isla está justo al frente!"
Gwen giró la cámara hacia la neblina, capturando el momento. El aire húmedo le daba un tono misterioso a todo, como si estuvieran entrando en una historia de campamento contada junto a una fogata.
Las siluetas de los árboles comenzaron a aparecer entre la bruma. Rocas, raíces, y una costa irregular se dibujaban poco a poco. La Isla de los Huesos estaba ahí, esperando.
"¡La isla!" gritó Izzy desde su canoa. "¡La isla es real! ¡Tiene forma de calavera si la ves con los ojos entrecerrados y giras la cabeza!"
"¿Eso es científicamente comprobable?" preguntó Leshawna.
"¡No! ¡Pero es emocionante!" dijo Izzy.
Las canoas tocaron tierra una por una. El grupo comenzó a desembarcar, algunos con torpeza, otros con precisión. El suelo era húmedo, cubierto de hojas y ramas que crujían bajo los pies.
Chris, desde algún punto invisible, gritó por megáfono: "¡Recuerden! ¡Ahora deben cargar sus canoas al otro lado de la isla! ¡Dos horas de caminata! ¡Y cuidado con la maldición!"
Los campistas se miraron entre sí. Algunos suspiraron. Otros se ajustaron los cordones.
Owen levantó su canoa como si fuera una mochila inflable. "¡Esto es como levantar una pizza gigante! ¡Estoy listo!"
Cody, con menos ruido pero igual fuerza, levantó la suya sin ayuda. Gwen lo miró con admiración silenciosa, luego se acomodó la cámara para seguir documentando.
El resto de los equipos se organizaron en pares, algunos con más coordinación que otros. Heather y Lindsay discutían sobre quién debía ir adelante. Geoff y DJ hacían bromas para distraerse del peso. Duncan y Beth simplemente empezaron a caminar sin hablar.
La neblina seguía presente, envolviendo la isla en una atmósfera de cuento. Izzy giraba sobre sí misma mientras caminaba, como si esperara que algo saltara de los árboles.
"¡Esto es como entrar a un videojuego de misterio!" dijo Izzy. "¡Si aparece un esqueleto, quiero ser su amiga!"
"Solo no toques nada raro," dijo Leshawna. "Recuerda la maldición."
"¡Las maldiciones solo funcionan si crees en ellas!" dijo Izzy.
"Y tú claramente crees," dijo Leshawna.
"¡Exacto!" dijo Izzy.
El grupo comenzó a internarse en el bosque, cargando sus canoas, esquivando raíces, y siguiendo el sendero marcado por Chris. La isla los envolvía, y el desafío apenas comenzaba.
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Los Topos Gritones se adentraban en la Isla de los Huesos, cargando sus canoas sobre los hombros. El bosque era húmedo, denso, y la neblina seguía envolviéndolos como si la isla respirara. Cada paso crujía bajo hojas viejas y ramas torcidas.
Owen iba al frente, emocionado como si estuviera en una película de acción. Leshawna y Izzy lo seguían con energía, mientras Noah intentaba no tropezar con raíces invisibles. Cody y Gwen caminaban juntos, Gwen con la cámara en mano, capturando cada momento.
"¡Esto es como un videojuego!" gritó Izzy. "¡Nivel bosque maldito desbloqueado!"
"Solo falta que aparezcan zombis," murmuró Noah.
Pero no fueron zombis.
Un ruido seco, como ramas rompiéndose, detuvo al grupo. Luego otro. Y otro. Hasta que, entre los árboles, aparecieron.
Castores gigantes.
Eran enormes, peludos, con dientes como cuchillas y ojos que no parpadeaban. Castores lanudos del Pleistoceno, como salidos de un documental que nadie pidió. Caminaban lento, pero con firmeza, bloqueando el camino.
"¿Eso es real?" dijo Leshawna, retrocediendo.
"¡Son castores mutantes!" gritó Izzy, fascinada. "¡Quiero uno!"
Las chicas se asustaron instintivamente. Gwen bajó la cámara, con los ojos bien abiertos. Leshawna se puso en posición defensiva. Izzy, en cambio, parecía lista para abrazarlos.
"¡Corran!" gritó Owen, levantando su canoa como si fuera un escudo.
Los Topos comenzaron a correr por la isla, esquivando árboles, saltando raíces, y cargando las canoas como si fueran mochilas de supervivencia. Los castores los seguían, lentos pero persistentes, como si supieran que el miedo era suficiente para mantenerlos en movimiento.
Después de varios minutos de caos, llegaron a un pequeño arroyuelo. El agua era clara, poco profunda, pero suficiente para marcar un límite. Los castores se detuvieron al borde, mirándolos sin cruzar.
El grupo se detuvo, jadeando, sudando, y soltando las canoas por un momento.
"¿Ya pasó?" dijo Gwen.
"Creo que sí," dijo Leshawna.
"¿Por qué se detuvieron?" preguntó Noah.
"Tal vez no les gusta mojarse el pelaje," dijo Owen.
"¡O tal vez el agua está maldita!" dijo Izzy, emocionada.
Todos comenzaron a relajarse. Algunos se sentaron en las canoas. Gwen volvió a levantar la cámara y tomó una foto de Owen tirado en el suelo como si hubiera ganado una batalla.
Pero Cody no se relajó.
Estaba quieto, mirando el bosque. Su expresión cambió. Frunció el ceño. Olfateó el aire.
"Algo no está bien," dijo Cody.
Gwen se giró hacia él. "¿Qué pasa?"
"No sé... el aire cambió. Huele raro. Como... como si algo estuviera cerca," dijo Cody.
Y entonces, lo vieron.
Desde el otro lado del arroyo, entre los árboles, comenzaron a aparecer figuras. Caminaban como aves, pero no eran normales. Tenían picos largos, curvos, y dientes. Dientes reales. Como si fueran patos gigantes prehistóricos, diseñados por alguien con problemas de imaginación.
"¿Qué es eso?" dijo Noah.
"¡Son aves con dientes!" gritó Izzy. "¡Esto es lo mejor que me ha pasado!"
"¡Esto es lo peor que me ha pasado!" gritó Noah.
Los patos-dientes avanzaban, lentos pero seguros, con una mirada que no era de ave. Era de depredador.
"Maldita isla loca," murmuró Cody.
Y todos se prepararon para correr otra vez.
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Los Topos Gritones corrían de nuevo, canoas al hombro, esquivando ramas, raíces y aves con dientes que no deberían existir. El bosque se volvía más cerrado, la neblina más espesa, y los sonidos más extraños.
Cody iba al frente, con Gwen justo detrás. Su mirada no era de pánico, sino de cálculo. Mientras los demás gritaban y corrían, él observaba el suelo.
"¡Sigan corriendo!" gritó Cody. "¡No se detengan!"
"¡Eso no era parte del trato!" gritó Noah, esquivando un tronco.
"¡Esto es lo mejor que me ha pasado!" gritó Izzy, corriendo en zigzag.
Cody bajó la vista. Vio una roca del tamaño de una pelota. Sin detenerse, la pateó con fuerza hacia uno de los patos-dientes que venía detrás.
¡THUNK!
El pato cayó de lado, revoloteando como si hubiera recibido una patada en el ego.
"¡Uno menos!" gritó Owen.
Cody pateó otra. ¡THUNK! Otro pato cayó.
"¡Eso está funcionando!" gritó Leshawna.
"¡Piedras contra patos! ¡Es el nuevo deporte nacional!" gritó Owen.
Cody siguió pateando rocas, derribando pato por piedra. Los chicos vitoreaban cada impacto como si estuvieran en un estadio.
"¡Cody MVP!" gritó Noah.
"¡Cody, el domador de patos!" gritó Izzy.
Los patos comenzaron a retroceder, confundidos por el ataque inesperado. Los Topos aprovecharon para acelerar el paso, dejando atrás el caos.
Mientras tanto, en otro sendero de la isla, los Bagres Asustados avanzaban con menos gritos pero más tensión. Duncan, DJ, Geoff, Courtney, Bridgette y Harold cargaban sus canoas con esfuerzo, sudando y discutiendo en voz baja.
Llegaron a un punto donde el camino se dividía en dos: uno hacia la izquierda, cubierto de musgo y árboles bajos; otro hacia la derecha, más abierto pero con sonidos extraños.
"¿Izquierda o derecha?" preguntó Geoff.
"Derecha suena como problemas," dijo DJ.
"Entonces izquierda," dijo Duncan.
"¿Y si es una trampa?" dijo Harold.
"Todo esto es una trampa," dijo Duncan
Sin mucha discusión, los Bagres giraron hacia la izquierda, adentrándose en el sendero musgoso. Las ramas se cerraban sobre ellos, pero al menos no había patos con dientes.
Por ahora.
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La neblina seguía flotando como si la isla respirara. Los Topos Gritones avanzaban por un sendero cada vez más cerrado, con ramas bajas y raíces traicioneras. Al llegar a una bifurcación, el grupo se detuvo.
A la izquierda, el camino parecía más despejado, aunque con sonidos extraños. A la derecha, el terreno era más denso, pero silencioso.
"¿Izquierda o derecha?" preguntó Owen, girando su canoa como si fuera una brújula.
Trent dio un paso al frente, sin dudar.
"Derecha," dijo Trent. "Es más cerrado, pero parece más seguro. Menos espacio para sorpresas."
"¿Seguro?" preguntó Noah.
"No," dijo Trent. "Pero hay que avanzar."
Sin más discusión, los Topos giraron hacia la derecha, siguiendo a Trent, que caminaba con decisión. Gwen ajustó la correa de su cámara. Cody miró el suelo con atención. Izzy murmuraba teorías sobre portales ocultos. Leshawna se mantenía alerta.
El grupo avanzó unos metros más, hasta que el suelo cambió.
Trent, en cabeza, dio un paso y desapareció.
Literalmente.
Su cuerpo se hundió en el suelo como si hubiera pisado una trampa invisible. Solo se escuchó un "¡Whoa!" y luego el sonido de burbujas.
"¡Trent!" gritó Gwen.
"¡¿Dónde está?!" gritó Owen.
Antes de que alguien pudiera reaccionar, Lindsay, que venía justo detrás, dio otro paso y cayó también.
"¡Mi cabello!" gritó Lindsay, mientras se hundía en la misma zona.
El suelo era arena movediza, colocada estratégicamente por Chris como parte del desafío. Una trampa silenciosa, disfrazada de camino seguro.
Los demás se detuvieron en seco.
"¡No se acerquen!" gritó Cody. "¡Es una trampa!"
Gwen levantó la cámara, pero no tomó fotos. Su expresión era de preocupación real.
"¡Ayuda!" gritó Trent, hundido hasta el pecho.
"¡Esto es como un spa, pero sin beneficios!" gritó Lindsay.
Cody dejó la canoa en el suelo, sin pensarlo. Corrió hacia un árbol cercano, arrancó una rama gruesa, y volvió al borde de la trampa.
"¡Agárrense!" gritó Cody, extendiendo la rama.
Trent la tomó primero. Cody tiró con fuerza, los pies firmes, los brazos tensos. Poco a poco, Trent salió del barro, cubierto de lodo, pero entero.
"¡Lindsay, ahora tú!" dijo Cody.
Lindsay estiró los brazos, tomó la rama con ambas manos, y Cody volvió a tirar. Esta vez costó más. Lindsay gritaba cada vez que el barro tocaba su ropa.
"¡Mi blusa! ¡Mi pierna! ¡Mi dignidad!"
Finalmente, Cody logró sacarla. Lindsay cayó sobre él, abrazándolo como si fuera un peluche gigante.
"¡Mi héroe!" gritó Lindsay, aferrada a Cody. "¡Mi salvador! ¡Mi Cody!"
Cody intentó mantener el equilibrio, pero Lindsay lo obligó a cargarla. Literalmente. Se trepó como si fuera parte del rescate.
"¡Lindsay, bájate!" dijo Gwen, molesta. "¡Suéltalo! ¡Es mi novio!"
Lindsay no respondió. Solo se aferró más.
"¡Cody, dile algo!" dijo Gwen.
Cody, incómodo, bajó a Lindsay con cuidado.
"Gracias por el entusiasmo," dijo Cody. "Pero ya estamos bien. Sigamos."
El grupo retomó el camino, dejando atrás la trampa. Gwen caminaba más rápido, sin mirar atrás. Lindsay se sacudía el barro como si fuera confeti.
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Confesionario: Trent
"Ok, sí. Yo elegí el camino. Y sí, terminé en una trampa de arena movediza. ¿Fue mi culpa? Técnicamente, sí. ¿Me arrepiento? Un poco. Pero también fue una experiencia. Aprendí que la isla no perdona. Y que Cody tiene fuerza de oso. Me sacó como si fuera una mochila mojada. Respeto."
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Confesionario: Lindsay
"¡Fue horrible! ¡El barro estaba frío! ¡Y pegajoso! ¡Y mi blusa se arruinó! Pero luego apareció Cody, como un héroe de película. Me rescató. Me cargó. Me abrazó. Bueno, yo lo abracé. ¡Fue mágico! Gwen estaba celosa, pero eso pasa cuando tu novio es un salvador profesional."
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Confesionario: Cody
"Vi que Trent cayó. Luego Lindsay. No pensé. Solo actué. Encontré una rama, tiré, y funcionó. Me alegra que estén bien. Lo de Lindsay... fue intenso. No esperaba que me abrazara como si fuera un trofeo. Pero ya pasó. Lo importante es que seguimos adelante."
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Confesionario: Gwen
"Cody fue increíble. Lo vi moverse sin dudar. Sacó a Trent. Sacó a Lindsay. Pero luego Lindsay se le colgó como si fueran pareja. ¡No! ¡No! ¡Es mi novio! ¿Por qué siempre tiene que haber drama cuando alguien hace algo bueno? ¡Esto es Isla del Drama, no Isla del Flirteo!"
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El sendero de la Isla de los Huesos se volvía cada vez más estrecho, con ramas bajas que arañaban los brazos y raíces que parecían tener la misión de hacer tropezar a los campistas. Los Bagres Asesinos avanzaban con esfuerzo, cargando su canoa entre jadeos y quejas.
Duncan iba al frente, serio, con la mandíbula apretada. DJ caminaba detrás, cargando su parte de la canoa como si fuera una mochila de gimnasio. Geoff, a su lado, hablaba sin parar sobre cómo este lugar necesitaba una pista de skate. Courtney marcaba el ritmo con precisión militar, mientras Harold murmuraba teorías sobre trampas ocultas. Bridgette cerraba la formación, concentrada en no tropezar.
Todo parecía bajo control... hasta que Geoff soltó un grito.
"¡Aaaah! ¡Mi tobillo! ¡Me muero!" gritó, cayendo al suelo con dramatismo.
El grupo se detuvo en seco.
"¿Qué hiciste ahora?" dijo Courtney, girándose con fastidio.
"¡Pisé una raíz traicionera! ¡Siento que se me salió el alma por el pie!" dijo Geoff, agarrándose el tobillo como si hubiera sido alcanzado por un rayo.
Harold se agachó para revisar. "No está roto. Solo está torcido. Puedes caminar."
"¡No puedo caminar! ¡Estoy viendo mi vida pasar como un videoclip de rock lento!" dijo Geoff, con los ojos cerrados.
Duncan cruzó los brazos. "¿Vamos a tener que cargarlo?"
"Yo puedo ayudar," dijo DJ, ya resignado. "Pero solo si no empieza a cantar."
Geoff estiró los brazos como si esperara ser rescatado por un helicóptero.
"¡Llévenme a la fogata! ¡Díganle a Owen que lo quiero!" gritó Geoff.
"¿Owen ni está en nuestro equipo?" dijo Courtney.
"¡Pero es mi bro!" dijo Geoff.
DJ y Harold lo levantaron entre los dos, cargándolo como si fuera un saco de papas con camiseta hawaiana. Geoff suspiraba como si estuviera en una película de guerra.
"¡No me olviden!" gritó mientras lo alzaban.
"Estamos literalmente cargándote," dijo Harold.
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Confesionario: Duncan
"Geoff se torció el tobillo. ¿Y qué hizo? Gritó como si lo hubieran atacado con un machete. DJ lo cargó. Harold lo cargó. Yo solo quiero llegar al final sin perder la paciencia. ¿Eso es mucho pedir?" dijo Duncan, con los brazos cruzados.
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Confesionario: Courtney
"Geoff se cayó. Drama total. Yo me he tropezado tres veces y no dije nada. Pero claro, él necesita que lo carguen como si fuera una princesa medieval. Esto es Isla del Drama, no Isla del Teatro," dijo Courtney, con una ceja levantada.
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Confesionario: Bridgette
"Geoff se lastimó. O eso dice. No sé si fue tan grave, pero al menos DJ y Harold lo ayudaron. Yo solo quiero llegar a la fogata sin que alguien más se caiga en cámara lenta," dijo Bridgette, sacudiéndose el barro de los brazos.
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Gritones Confesionario: Harold
"Geoff exagera. Pero bueno, lo cargamos. No es tan pesado como Owen, pero tampoco es una pluma. Espero que esto no sea una estrategia para llamar la atención. Aunque si lo es... funciona," dijo Harold, ajustándose los lentes.
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Gritones Confesionario: DJ
"Geoff se torció el tobillo. Lo cargamos. No hay problema. Pero si empieza a pedir que lo abanique o que le traiga jugo, lo dejo en el barro," dijo DJ, con una sonrisa cansada.
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Después de varios minutos de caminata accidentada, los Bagres Asesinos llegaron al claro donde terminaba el recorrido. El terreno era más abierto, con piedras planas y troncos apilados. Era el lugar designado para la fogata final.
Geoff pidió que lo bajaran "con elegancia". DJ lo soltó sin ceremonia. Harold dejó caer la canoa con un suspiro. Duncan se sentó en una roca. Courtney comenzó a organizar las ramas. Bridgette se puso a buscar hojas secas.
"¿Ya llegaron los Topos?" preguntó Harold, mirando alrededor.
"No los veo," dijo Courtney. "Pero seguro no tardan."
"¿Y si ya están encendiendo su fogata?" dijo Geoff, aún en el suelo.
"Entonces más vale que te cures rápido," dijo Duncan.
Los Bagres comenzaron a trabajar en silencio. Ramas, piedras, hojas secas. El aire se llenó de movimiento. Nadie hablaba mucho. Solo se escuchaba el crujido de los materiales y el murmullo del bosque.
La fogata aún no estaba encendida.
Pero el momento se acercaba.
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Minutos después, los Topos Gritones llegaron al mismo punto, cargando sus canoas con menos energía pero más determinación. Cody bajó la suya con cuidado. Gwen se ajustó la correa de la cámara. Owen dejó caer la canoa como si fuera una maleta. Izzy giraba sobre sí misma, murmurando cosas sobre "fuego espiritual". Leshawna y Noah se movían con eficiencia.
Sin perder tiempo, ambos equipos comenzaron a trabajar en paralelo.
Las maderas se apilaban. Las hierbas secas se colocaban encima. Las piedras formaban círculos de seguridad. El aire se llenó de crujidos, suspiros y miradas cruzadas.
Y entonces, ocurrió.
Duncan y Cody se miraron.
No dijeron nada. Solo se miraron, desde sus respectivos fogatas, como si el desafío se hubiera reducido a ese instante.
Duncan metió la mano en su bolsillo y sacó un encendedor clásico, negro, con una calavera dibujada. Lo giró con los dedos, lo encendió con un clic seco.
Cody, sin perder la mirada, sacó un encendedor de pedernal, pequeño, metálico, con una cuerda enrollada. Lo frotó con firmeza, generando chispas que cayeron sobre las hierbas secas.
Ambos fuegos comenzaron a encenderse al mismo tiempo.
Dos columnas de humo se elevaron. Dos llamas nacieron en paralelo.
Desde el cielo, un helicóptero apareció entre las nubes. Chris McLean, con gafas oscuras y sonrisa burlona, observaba desde la puerta abierta, megáfono en mano.
"¡Hombres precavidos valen el doble!" gritó Chris. "¡Y si traen su propio encendedor, valen el triple!"
Los campistas miraron hacia arriba. Algunos saludaron. Otros ignoraron el comentario. Duncan y Cody no se movieron. Solo observaron sus fuegos, como si fueran extensiones de su voluntad.
Mientras todos se concentraban en el fuego, Beth se alejó unos pasos del grupo. Caminó hacia un rincón del claro, donde las raíces se entrelazaban como dedos. Algo llamó su atención.
Entre las hojas, medio enterrado, había un pequeño objeto de madera.
Beth se agachó, lo recogió con cuidado.
Era un tiki tallado, de unos diez centímetros, con ojos redondos y una sonrisa torcida. La madera estaba desgastada, pero aún conservaba detalles finos: líneas en la frente, dientes marcados, y una inscripción en la base que decía "Isla del Hueso".
Beth lo giró entre los dedos, lo miró con curiosidad, y lo guardó en su mochila sin decir nada.
Un recuerdo.
Un símbolo.
Algo que nadie más había visto.
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La competencia por la mejor fogata de rescate se había convertido en una carrera frenética. Los Topos Gritones y los Bagres Asesinos corrían por el claro, buscando ramas, troncos, hojas secas, cualquier cosa que pudiera alimentar el fuego y hacerlo visible desde el helicóptero de Chris, que giraba en círculos sobre la isla como un buitre con megáfono.
"¡Más madera!" gritó Owen, cargando un tronco como si fuera una barra de pesas.
"¡Más altura!" gritó Noah, apilando ramas con precisión.
En el centro de todo, Cody se había convertido en una máquina. Golpeaba troncos contra piedras, los partía con fuerza, sudaba sin quejarse. Cada golpe era efectivo. Cada fragmento, útil.
Los Topos tenían ventaja. Su fogata crecía con forma, volumen y ritmo. Gwen tomaba fotos del proceso, capturando a Cody en pleno golpe, a Owen levantando madera, a Noah organizando como si fuera un arquitecto del fuego.
En el otro extremo, los Bagres Asesinos comenzaban a desesperarse. Su fogata era más baja, menos intensa. DJ y Bridgette hacían lo posible por mantenerla viva. Courtney daba órdenes con tono firme. Duncan buscaba ramas más gruesas. Beth seguía observando el tiki que había encontrado, como si esperara que le diera ideas.
Y entonces, ocurrió.
Harold, en un momento de desesperación, miró los remos del equipo. Estaban apoyados contra una roca, intactos, listos para el regreso.
"¡Necesitamos más madera!" gritó Harold.
"¡No esos!" dijo DJ, demasiado tarde.
Harold tomó los remos. Uno por uno. Los levantó como si fueran antorchas y los arrojó a la fogata.
¡FWOOSH!
Las llamas crecieron de inmediato. El fuego se elevó. El humo se volvió más denso.
"¡Eso fue efectivo!" gritó Harold.
"¡Eso fue estúpido!" gritó Courtney.
"¡¿Cómo vamos a volver sin remos?!" gritó Bridgette.
"¡¿Nos vas a hacer nadar con la canoa en la espalda?!" gritó DJ.
Harold se encogió de hombros. "Era por el equipo."
Duncan se acercó, serio. "Si perdemos por no poder regresar, te voy a hacer remar con la cabeza."
Harold tragó saliva.
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Mientras los Bagres discutían, los Topos seguían trabajando. La fogata de Cody ya era visible desde el aire. Chris gritaba desde el helicóptero:
"¡Eso es lo que quiero ver! ¡Fuego, humo y desesperación organizada!"
Y entonces, Izzy apareció.
Literalmente, salió de entre los arbustos como si hubiera estado esperando el momento perfecto.
"¡Tengo algo mejor!" gritó Izzy, levantando una esfera del tamaño de una naranja, envuelta en corteza y atada con fibras vegetales.
Cody la vio y se congeló.
"¿Eso es... un iniciador de fuego casero?" dijo Cody.
"¡Sí!" dijo Izzy. "Lo hice con resina de árbol, polvo de carbón, fibras secas y un nido abandonado de pájaro. ¡Todo natural!"
"¡Eso es básicamente un explosivo incendiario!" dijo Cody.
"¡Exacto!" dijo Izzy. "¡Denme espacio!"
Cody no lo pensó. Corrió hacia los demás.
"¡Atrás! ¡Todos atrás!" gritó Cody, empujando a Owen, jalando a Noah, alejando a Gwen.
Izzy encendió la mecha improvisada con una chispa de pedernal.
La esfera cayó en el centro de la fogata.
¡BOOM!
Una llamarada se elevó como si la isla hubiera estornudado fuego. El humo se volvió naranja. Las ramas se encendieron al instante. Cody, que aún estaba cerca, recibió la explosión en la espalda. Salió volando unos pasos, cubierto de hollín.
Todos se quedaron en silencio.
Chris, desde el helicóptero, gritó: "¡Eso fue un espectáculo! ¡Eso fue televisión!"
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Cody se levantó, sacudiéndose el humo. Izzy corrió hacia él y lo abrazó con fuerza.
"¡Gracias por entenderme!" dijo Izzy.
Cody sonrió, cansado. "Sabes que esa cantidad fue exagerada."
"¡Pero fue espectacular!" dijo Izzy.
Gwen, a unos metros, apretó los labios.
"¡Izzy, suéltalo!" gritó Gwen. "¡Es mi novio!"
Izzy no respondió. Solo se aferró más.
Los demás se miraban entre sí, aún procesando lo que acababan de ver.
"¿De dónde saca esas cosas?" murmuró Bridgette.
"¿Y por qué Cody la entiende?" dijo Courtney.
Izzy giró hacia ellos, aún abrazando a Cody.
"¡Lo aprendí en una reserva forestal! ¡Viví con mapaches durante tres semanas! ¡Y el ejército me persigue desde que provoqué un incendio en una base de entrenamiento! ¡Pero fue accidental! ¡Y educativo!"
DJ se rascó la cabeza. "¿Eso es legal?"
"¡No si no te atrapan!" dijo Izzy, riendo.
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Mientras las fogatas ardían alto y orgullosas, lanzando columnas de humo visibles incluso desde el helicóptero de Chris, los equipos comenzaron a reagruparse. El desafío no había terminado. Aún quedaba una última etapa: regresar al campamento.
Los Bagres Asesinos fueron los primeros en moverse, cojeando, cargando, arrastrando lo que quedaba de su equipo. Sin remos, gracias a Harold, pero con una fogata decente y la esperanza de que Chris valorara el esfuerzo.
Los Topos Gritones llegaron segundos, aún celebrando el espectáculo de Izzy y el fuego explosivo. Gwen guardaba la cámara. Owen cargaba la canoa como si fuera una mochila. Noah se quejaba del hollín en su ropa. Cody caminaba al frente, atento.
Pero al llegar a la orilla, la celebración se detuvo.
"¿Qué...?" dijo Gwen, mirando su canoa.
Una de las embarcaciones tenía una grieta en la base, como si alguien la hubiera golpeado con una piedra. Otra tenía los amarres cortados. Una tercera tenía un agujero limpio, justo en el fondo, como si hubiera sido perforado con algo afilado.
"¡¿Qué pasó aquí?!" gritó Leshawna.
"¡Esto no estaba así cuando las dejamos!" dijo Noah.
Cody se agachó, revisando los daños. Tocó la madera, inspeccionó los bordes.
"Esto fue intencional," dijo. "No es desgaste. Alguien las saboteó."
"¿Quién haría eso?" preguntó Gwen.
Cody no respondió. Solo miró hacia los Bagres, que ya estaban discutiendo cómo usar ramas como remos. Su mirada se detuvo un segundo en Harold, que evitó el contacto visual.
"Tenemos que movernos," dijo Cody. "No podemos quedarnos aquí."
"¿Y qué hacemos?" preguntó Leshawna. "¿Nadamos con las canoas en la cabeza?"
"No," dijo Cody. "Vamos a construir algo."
Se giró hacia el equipo, ya en modo líder.
"Gwen y Izzy tomen a las chicas, tomen la canoa que está bien y regresen al campamento.."
"¿Y ustedes?" preguntó Gwen.
"Nosotros vamos a arreglar esto," dijo Cody.
Gwen dudó un segundo, pero asintió. "Ten cuidado."
Las chicas subieron a la canoa intacta y comenzaron a remar. Cody se giró hacia Noah y Owen.
"Necesito troncos. Grandes. Rectos. Lo más rápido que puedan."
"¿Vamos a construir una balsa?" dijo Noah.
"No," dijo Cody. "Vamos a construir una base para las canoas. Si no flotan por sí solas, las haremos flotar."
Owen asintió con entusiasmo. "¡Eso suena como carpintería de emergencia! ¡Estoy dentro!"
Corrieron al bosque. En minutos, regresaron con troncos gruesos, ramas largas y cortezas resistentes. Cody ya había arrancado su camisa. La rasgó en tiras. Luego miró a Owen.
"Necesito la tuya también."
"¿Mi camisa?" dijo Owen.
"Sí. Y tu cinturón."
"¡Esto se está poniendo intenso!" dijo Owen, quitándosela.
Cody ató las tiras de tela con los cinturones, creando cuerdas improvisadas. Usó nudos firmes, envolviendo los troncos como si fueran vigas. Colocaron las canoas encima, asegurándolas con más tela, más ramas, más fuerza.
Noah, sorprendido, ayudaba sin quejarse.
"Esto no es tan estúpido como pensé," dijo Noah.
"Gracias," dijo Cody, sin dejar de atar.
En menos de veinte minutos, tenían dos plataformas flotantes: troncos amarrados, canoas encima, listas para cruzar el lago.
"¿Funcionará?" preguntó Owen.
"Solo hay una forma de saberlo," dijo Cody.
Y empujaron hacia el agua.
